Hace tres días tuve la oportunidad de charlar de forma informal con uno de los directivos de la sección de opinión pública de uno de los periódicos de circulación nacional más importantes de América Latina.
Hablábamos del rigor de las metodologías para una encuesta ética.
Para ellos es difícil porque lo hacen a la antigua, con llamadas telefónicas y entrevistas de calle. Hoy podría estar sesgado si vemos que existen más de 100 millones de teléfonos inteligentes y tabletas en en LATAM. La otra realidad es que en el mundo existen 5 mil millones de personas sin sin acceso a Internet, ¿todo un dilema no?, pronto surgirán muchas enfiestas que colocarán a candidatos en los primeros lugares y a sus adversarios por abajo de ellos. Lo que es una casualidad es que muchas veces, estas encuestas son pagadas por los mismos partidos políticos para generar una percepción a favor de sus candidatos, fórmulas y planillas.
Todos tenemos un dueño y un perro y en cuestión de entrevistadores, todos somos y unque alguna vez y otras veces somos martillo. La opinión pública en elecciones esta teledirigida por el dinero de quién paga la encuesta. Esto es injusto porque es como un comercial pagado para generar influencia indirecta sobre los votantes con supuesto contenido fidedigno y supuestamente no maquillado. Triste nuestra realidad porque está comprobado en nuestra historia presente que este tipo de estrategias de influencia pueden hacer que un presidente gane la elección por medio de recursos económicos, ¿existe una solución? Sí, que cada vez se tome en cuenta la opinión real de los votantes y ciudadanos. En sus ambientes reales y beta. ¿Cómo? a través de las redes sociales, la vida digital y las conversaciones que transitan en ellas.
¿Qué es lo valioso para los estudios de opinión pública y lo que aportan?
1. Son más baratos y económicos. Casi gratis diría yo.
2. Es posible capturar las conversaciones reales, orgánicas y casuales de la gente en su vida digital y compilarlas.
3. Se escucha la voz del cliente, de forma explosiva y emocional.
4. Las redes sociales son receptoras de quejas y movimientos.
5. Se tiene que ser un poco vouyerista, esto es lo sabroso.
Es tiempo de escucharnos y quizá así se darán cuenta los políticos que es muy posible que van por caminos muy diferentes de los ciudadanos reales que trabajamos cada día por nuestros países. Ojo, políticos las solución no son los “bots” y los seguidores “fakes”. Es escuchar la realidad y el contenido relevante.
Información tomada de Merca2.0